viernes, 23 de marzo de 2012

Cuentos de Tokio y Yasujiro Ozu.... Poesía Zen.

Vivimos unos tiempos convulsos. Sin duda. Y eso se refleja también en el cine.

Cada vez son más las películas que a base de explosiones, acción sin limite, mundos imaginarios con ordenador, terror gore, sangre, en definitiva "mucho ruido y pocas nueces", nos intentan entretener.
Al parecer es lo que gusta y llena las salas. Pero de todas estas, buenas, pero buenas películas una de cada cien. 
Nos marean con movimientos de cámara, montajes con innumerables planos,... nos quieren volver locos!!


Necesitamos cine puro, sin elementos artificiales.
Volver a los orígenes no esta nada mal. Hace unos días en un blog amigo aquí se reflexionaba sobre volver a los valores, a la era de Frank Capra... sin duda sus películas son una muestra maravillosa que deberíamos recuperar.

Así que no estaría mal, echar la vista atrás y reflexionar sobre un maestro. Un director japones, que nos enseño la vida de otra manera. Un trozo de vida dentro del cine, el más "sencillo" de los realizadores.....Yasujiro Ozu, uno de los más grandes. 



No he visto todas sus películas. Reconozco que cuando un director me apasiona (Ford, Hawks, Wilder, Ophüls, etc) intento ver todas. En este caso es muy difícil sobre todo su etapa muda. 

Tengo la inmensa suerte, de que hace unos cuantos años, pude ver unas cuantas en pantalla grande. ¡Con respeto y emoción iba a ver una película de Ozu en el cine!

Os aseguro que es una experiencia única. Vivir y sentir lo que nos cuenta este gran director japonés es algo inigualable.

Os recomiendo toda su filmografía. Está llena de Obras Maestras. En este caso y para no extenderme mucho os recomiendo tres.

Cuentos de Tokio. Tokio Monogatari (1953).  


Su película más conocida.
La historia de una pareja de ancianos que viaja a Tokio para visitar a sus hijos. 
Se encuentran que sus hijos no tienen tiempo para ellos. Deciden enviarlos a un balneario. A su regreso se encuentran con la viuda de uno de sus hijos que les muestra todo su afecto y cariño.

Con este argumento tan sencillo, Ozu construye una historia sobre la familia y la vejez sencillamente única.
Una historia triste y emocionante. Real como la vida misma. La vejez como estorbo para los demás, incluido los propios hijos.
Es realmente duro comprobar como cuando se llega a esas edades la vida te decepciona. Por muchos hijos que tengas, la soledad te acompaña hasta el fin de tus días. 
Ozu nos lo muestra de manera brillante. Una atmósfera familiar única. 
Con su manera tranquila de contarnos las cosas, asistimos a un drama existencial y humano que nos deja tocados.
Melancolía sería la palabra exacta. Un sentimiento japonés único. Lo sienten en cada una de las cosas. Por ejemplo, en una flor ven lo maravilloso, el disfrute de ella, pero también la contemplan como algo efímero y su consiguiente tristeza.
Sentimientos contradictorios. 

Su estilo es muy simple y a la vez exquisito. Rueda como nadie ha rodado. Copiado por muchos, pero nunca igualado.
Son planos con cámara fija desde un ángulo bajo, casi a ras de suelo. El porqué de estos planos tienen su razón en una tradición japonesa. La mirada de un adulto sentado en cuclillas en su cojín, es la misma que vemos en sus películas.

Tradición y poesía 

Prácticamente no hay movimientos de cámara, ni primeros planos. Con una puesta en escena muy estudiada, casi matemática Ozu nos regala historias inolvidables.


Por cierto, no hay movimientos de cámara, pero existe un travelling en esta película que es de los más grandes y estremecedores de la historia del cine. El anciano esperando otro nuevo día y su esposa.... ah! en fin, tenéis que verlo, sentiréis que el corazón se os encoje....me emociono de solo contarlo.


Creo que es una buena lección para comportarnos de otra manera. Valorar más todavía a nuestros padres y progenitores. La vida avanza de manera irremediable...

Una Obra de Arte imprescindible

Primavera tardía. Banshun. 1949     



La historia de Noriko. Una mujer soltera, ya mayor, que su padre desea casarla.
Como buena hija, Noriko cuida de su padre viudo, al que quiere y del que no desea separarse. Éste, por su parte, no quiere ser egoísta ni retenerla a su lado. La aconseja y guía a que se case.
Pero Noriko, es sencillamente feliz. Su soltería y la compañía de su padre le agrada. No quiere cambiar de vida.



Otra historia sencilla.... hermosa.
La misma manera de rodar, sin artificios, nada se sale de lo normal... que maravilla!
Lentamente asistimos a la vida de estos personajes, al drama de lo cotidiano, al miedo a la soledad.
No hay otro director que consiga expresar de una manera tan natural la cotidianidad. Lo que es complicado en otros, Ozu es un maestro, lo domina a  la perfección.
Es lo más parecido a introducirse en una casa japonesa de mediados del siglo pasado y ver lo que ocurre dentro de ella.
Otro retrato de una familia, de clase humilde, lleno de valores, tan perdidos como necesarios.

El título de la película hace referencia al despertar tardío de la protagonista. El miedo a la nueva vida. El matrimonio y la constitución de otra nueva familia. 
Como sucede en  “Tokio monogatari”, se mezclan las costumbres ancestrales japonesas con las nuevas, adquiridas de occidente.
Por cierto, que maravilla ese elemento simbólico del tren presente en muchas de sus películas. 

Sencillamente sublime 


Buenos días. Ohayo (1959). 
  

Por último os quiero recomendar una comedia. No todo van a ser dramas y tristezas.

Otra historia familiar más. Son los años 50 en Japón. Una familia cualquiera con sus problemas y sus sueños.
La vida doméstica, el problema del trabajo, la educación de los hijos, la obsesión de estos por tener una televisión en su casa y su famosa huelga de silencio hasta conseguirlo...

Cambio de registro de Ozu. Rueda una comedia, con un fino humor, muy cercano al de John Ford. 

Ritmo pausado, sencillo, bellos y matemáticos encuadres (por cierto que muchos de ellos, de cualquier película suya, podrían estar perfectamente en cualquier museo del mundo).


"Buenos días" posee un espléndido guión lleno de matices. Es pura sutileza. Pequeños detalles, una puesta en escena en color maravillosa, muy optimista. Un monumento a la sencillez inigualable.

Una secuencia final inolvidable. Otra vez el tren...

No es su película más conocida, pero seguramente sea la más cercana al gran público. Recuerdo hace muchos, muchos años cuando en Televisión Española progamaban buen cine. "Buenos días" fue uno de los títulos más comentados. Todavía se la conoce como " la japonesa de la television y los niños".

Os puedo recomendar muchas más Obras Maestras, como: Había un padre (Chichi ariki. 1942); Las hermanas Munekata (Munekata kyodai. 1950); Otoño tardío (Akibiyori. 1960), etc.. Seguramente que daría para un montón de entradas. Pero lo mejor es descubrirlas, disfrutar de joyas imperecederas. Películas que nos llenan los ojos de vida, de valores que lamentablemente los estamos perdiendo.

Para el que no lo conozca ni haya visto alguna de sus películas, os diré que Ozu está a la altura de los más grandes. ¿A la altura de John Ford? ...Son palabras mayores pero casi. 

No habrá nunca un director con un Cine tan puro como este. Si buscamos la perfección absoluta, seguramente la encontremos en Ozu.

Un director enorme












8 comentarios:

  1. Bueno, se nota tu pasión en cada linea escrita. Yo he visto las dos primeras, aunque hace bastante tiempo. Tengo muy buenos recuerdos de ambas pero creo que tras leerte me estoy planteando un segundo visionado, sobretodo de Cuentos de Tokio, que quizás no tengo en el pedestal que merece (me explico, recuerdo que me encantó, pero quizás hace tantas años no la pude valorar en su plenitud). Buenos días no la he visto. Tomo nota. Yo soy también de los que si un director me gusta estiro el hilo hasta el final, aunque siempre lo he hecho más con los modernos que con los clásicos. Un post muy sentido, C.Noodles. Un abrazo.

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    1. Hola David.
      Creo que son películas para tenerlas muy presente siempre. Aparta del gran cine hay una magnífica enseñanza detrás de ellas. No se, yo siempre que las veo me siento mejor, con más ganas todavía, de hacer las cosas mejor y disfrutar de cada momento e instante.

      Si las recuperas de nuevo, que las disfrutes.

      Un abrazo.

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  2. Solo he visto Primavera tardía..Tengo que reconocer que el cine japonés no es muy de mi agrado, para qué voy a mentirte..Sé que debe ser casi un sacrilegio decir esto, pero es la verdad. Sé que es un buen cine, pero me cuesta meterme en esas historias. Un cine muy contemplativo. Me gusta la pasión que demuestras, se nota que amas este cine.

    Un beso

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    1. Hola Myra.
      Se de la difucultad del cine japonés y asiático en general. Sobre todo para las últimas generaciones en las cuales me incluyo, soy de los setenta y no soy tan viejo, je.

      En un cine que amas profundamente o te puede resultar aburrido.

      Un beso.

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  3. ¡Qué ganas me han dado de verlas todas! La pasión por el cine es contagiosa, como la risa...

    Sólo he visto los Cuentos de Tokio, en pantalla pequeña, cuando lo programó Garci. Me conmovieron. Ojalá y programen un ciclo en la Filmoteca, o donde sea..

    Gracias por la referencia.

    ¡Un abrazo!

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    1. Hola Justo.
      Que bueno, que sea contigiosa!! Sin pasión sería difícil vivir.

      Que pena lo de Garci. Cada semana se podían ver auténticas joyas. Aunque fueran dobladas, era lo mejor de la tele.

      Yo disfrute en un ciclo completísimo en la Filmoteca, y fue maravilloso.

      Un abrazo!

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  4. Cuantas recomendaciones pendientes tengo ya. De las que comentas solo he visto Cuentos de Tokio, historia bastante amarga pero que me gustó,todo es muy natural, el paso del tiempo, la vejez, la soledad...ese travelling que comentas, el amanecer... Se me quedó grabado, asi como sus sonrisas comprensivas y miradas al infinito.

    A ver si me pongo al dia.

    Saludos!

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    1. Hola Mar.
      En efecto todo es tan natural que parece un trozo de vida.

      Es una película inolvidable, al igual que las otras que señalo.

      Si puedes recuperalas, no lo lamentarás; al contrario, saldrás encantanda sin duda.

      Un saludo

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